viernes, 5 de octubre de 2007

Mas allá del Sputnik


El 4 de octubre de 1957 el primer satélite artificial hablaba a todo el mundo en un idioma que no era ni ruso ni ingles, podríamos decir que utilizaba un lenguaje universal, el famoso “bip…bip”. Era el Sputnik, un satélite Ruso. Con estas sencillas palabras empezaba la era espacial, es decir una nueva era política, militar, tecnológica y científica. El noviembre de 1957 el primer ser vivo viajaba al espacio para no regresar jamás, se trataba de la perrita Laika. El 12 de abril de 1961 el primer ser humano viajaba y regresaba del espacio, Yuri Gagarin se convirtió en un héroe para la Rusia de entonces. Por cierto, muy olvidado en la Rusia moderna de hoy en día. Ante este desarrollo tecnológico por parte de Rusia, Europa se movilizó y creó en 1962 European Space Reseach Organization (ESRO) que en 1975 se convertiría en la European Space Agengy (ESA).Por su parte Estados Unidos el 31 de Enero de 1958 lanzaba el Explorer 1, llevaba consigo unos pequeños instrumentos científicos que descubrieron el campo magnético terrestre, llamado cinturón de radiación magnético de Van Allen. El 1 de octubre de 1958 el congreso americano aprobaba el acta espacial, nacía la National Aeronautics ans Space Administration (NASA) y se inauguraba la carrera espacial que termino ganando Estados Unidos cuando el 20 de julio de 1969 a las 22:56:20 hora del Este de Estados Unidos Neil Amstrong pisó la superficie lunar.


En paralelo y de forma mas calmada nacía una nueva forma de mirar al universo, la astronomía espacial. El primer éxito fue detectar fotones altamente energéticos fuera de la atmósfera, no se detectaban en el suelo puesto que la atmósfera, por suerte para nosotros los absorbe. Estos fotones son rayos X que nos traen información de regiones alejadas del universo. Nos hablan de cómo nacen y mueren las estrellas, nos muestran posibles evidencias de agujeros negros, incluso podemos observar cuando nacieron las primeras galaxias, por poner algunos ejemplos. Desde entonces los satélites científicos llevan detectores de rayos X, rayos gamma y otros espectros electromagnéticos para escuchar que nos dicen los pobladores del universo.


Sin quererlo el Sputnik abría la radioastronomía y nos llevo a todos los curiosos a poder observar lo invisible.




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