jueves, 21 de agosto de 2008

El impacto de Tunguska

Hace cien años, el 30 de Junio de 1908 a las 7:14 A.M se produjo una enorme explosión, comparable a 1000 bombas atómicas, en el cielo entre los ríos Yenissei y Lena, en Tunguska, Siberia Central, al norte de la línea del ferrocarril siberiano. La explosión devasto unos 2150 kilómetros cuadrados de taiga siberiana. Ochenta millones de árboles fueron arrancados, muchos quemados y cientos de renos murieron, por suerte ninguna persona murió. Las nubes altas que se formaron reflejaban la luz solar desde detrás del horizonte, como resultado, los cielos nocturnos brillaron y incluso en zonas situadas en Asia se podía leer el periódico por la noche.
Aun hoy se sigue debatido sobre que ocurrió ese día sobre la fría taiga siberiana. Pero lo más seguro es que se trata del primer impacto de nuestros tiempos modernos de la Tierra con un esteroide o cometa. El suceso fue observado por una gran cantidad de gente que vivía cerca de estos ríos. La descripción de sus habitantes decía: “una bola de fuego apareció en el noreste cayendo oblicuamente”; “en el norteste surgió una columna de fuego de unos 8 metros de diámetro”; “se escuchó un gran ruido”; “una bola de fuego surgió en el cielo y se movió del sureste al noreste y a medida que iba cayendo aparecieron dos pilares de fuego”. En resumen, observaron una columna de fuego procedente del cielo, se formaron pesadas columnas de nubes negras al mismo tiempo que se oían enormes truenos como cañones de artillería, incluso a cientos de kilómetros en las ciudades de Yenisseisk, Krasnoyarsk, Kansk, Nijneudinsk, Kirensk y Lena. La gran onda expansiva que se formó lanzo cualquier cosa que se ponía en su camino. El agua de los arroyos, ríos y lagos se elevó, personas y animales fueron lanzados a metros de distancia.
Las vibraciones producidas por el impacto fueron detectadas y registradas por los sismógrafos del Observatorio Físico de Irkutsk, donde A.V. Vesnesenski calculo que el epicentro del “terremoto” se encontraba en la parte alta de Podkamennaya Tunguska. Desgraciadamente sus observaciones no fueron publicadas y los primeros intentos hechos en 1908 para encontrar el meteorito fueron realizados cerca de la ciudad de Kansk, donde no se encontró nada. El interés por el suceso fue disminuyendo al mismo tiempo que las condiciones políticas inestables en Rusia iban aumentando y la zona aislada de Siberia no favorecieron la realización de un estudio científico. Tuvieron que pasar 19 años para que se organizara una expedición científica. En 1927 Leonid Kulik, un especialista en meteoritos de la Academia de Ciencias Rusa alcanzó la localización exacta del impacto en la región de Tunguska. En un comentario a la revista Science del 11 de mayo de 1928 George P. Merrill hacer una traducción de los artículos de Kulik. Más o menos dice “El área golpeada por el impacto está formada por una planicie llena de agua entre la parte alta del rio Podkamennaya Tunguska y su afluente Chuni. Esta cubierta con tundra en proceso de formación, con colinas, pequeños lagos y ciénagas. En el área inmediata al impacto se observan colinas desnudas, deforestadas. Todos los árboles se encuentran en el suelo, alineados y apuntando en la dirección del impacto, con algunas excepciones como barrancos y desfiladeros. Pero incluso en estos casos los arboles se encuentran sin hojas y muertos”. Estos árboles sirvieron para marcar la dirección opuesta al epicentro y de esta manera alcanzar la zona cero. Justo en el epicentro encontraron arboles de pie pero sin ramas ni corteza, parecían postes de teléfono. Al igual que ocurrió en el lugar de la explosión de la bomba atómica de Hiroshima.

Kulik observó que la zona donde el calor afecto directamente tenia 30 km de diámetro y el área donde la onda expansiva rompió los árboles era de 50 km de diámetro. La zona cero estába cubierta de pequeños cráteres, alcanzando algunos decenas de metros de diámetro y no más profundos de 4-5 metros. Desafortunadamente Kulik no encontró restos de ningún meteorito ni pudo determinar la profundidad a la que se pudo hundir.

Kulik realizó dos expediciones más, en 1939 y 1940 pero nunca encontró los restos del meteorito o rastro del impacto directo. Después de cien años aun no se han encontrado. La hipótesis más aceptada es que un asteroide o cometa de aproximadamente 40 metros de diámetro y 110000 toneladas entró en la atmosfera terrestre. A la velocidad de 53900 km/h el rozamiento con el aire atmosférico llegó a alcanzar 24700 C y a una altura de 8500 metros la presión y el calor hicieron estallar al asteroide o cometa. Se calcula que la potencia de la explosión fue de 20 megatones, 1000 veces la potencia de la bomba atómica de Hiroshima. En comparación al asteroide que choco en Arizona hace 50000 años se le calcula unos 3,5 megatones.
El hecho de no encontrar fragmentos del asteroide ha levantado muchas otras hipótesis. Como el impacto de un meteoro de antimateria (Cowan 1965) o un pequeño agujero negro (Jackson y Ryan 1973), algunos consideran un accidente de una nave alienígena (Kazantsev 1946; Baxter y Atkins 1976). Algunas otras hipótesis sugieren que no fue un agente externo a la Tierra sino una causa terrestre. La primera es la interpretación tectónica (Ol’khovatov 2002) que considera un acoplamiento entre la tectónica y la atmosfera en un proceso no comprendido que genera lo que llama un geometeoro. Lo comenta en su amplísima web (Ol'khovatov). Otra posibilidad es el escape de 10 millones de toneladas de gas metano natural.
Pero volvamos a un pequeño detalle, el brillo nocturno. Se podía leer el periódico por la noche incluso en Londres. Este brillo nocturno cubrió un área de 12 millones de kilómetros cuadrados, desde la longitud 6,5ºW (Irlanda) hasta 93ºE (Krasnoyarsk) y desde la latitud 41ºN (Tashkent) hasta 60ºN (Petersburg). En ese tiempo nadie asocio este fenómeno al impacto de Tunguska. En la década de los 60 se empezó a estudiar este fenómeno y su correlación con Tunguska. Zotkin en 1961 estudio los resultados observados en 114 puntos del planeta y llegó a la conclusión que se trataba de las partículas de hielo de la cola de un cometa chocando con la Tierra hasta que su núcleo impacto en Siberia.
El dato más significativo seria encontrar algún resto del asteroide o cometa, pero no es el caso. Solamente se tienen los datos de la devastación sobre el bosque y los registros sísmicos para hacerse una idea de las características de la explosión sobre Tunguska. No hay rastros ni tan solo de fragmentos microscópicos ni del cráter de la explosión. ¿O quizá si?. Estudios realizados recientemente por un equipo italiano (Luca Gasperini, Enrico Bonatti, Giuseppe Longo) creen haber descubierto el cráter del impacto producido por un fragmento del asteroide. Es el lago Cheko (pueden encontrarlo mediante Google Earth en las coordenadas 60º54’59.98” N y 101º56’59.98” E). Se encuentra a 8 km del epicentro y el estudio del mapa de la disposición de los arboles caídos sugiere al menos que el bolido se partió en dos, al mas grande exploto a una altura entre 6 y 8 km y el mas pequeño llegó a impactar en el suelo formando el lago Cheko. La suposición se basa en los registros acústicos realizados, los datos obtenidos revelan que el perfil del fondo del lago es como un embudo, típico de un impacto. Parecido al cráter de Odessa, en Texas (Odessa crater), y diferente de los demás lagos de Siberia que tienen fondos planos, formados por la fusión del permafrost. Si es así, el lago no tenia que existir antes del año 1908, pero buscar mapas de esta región y anteriores a 1900 es difícil de encontrar. Pero el equipo italiano dice que han encontrado un mapa militar de 1883 en donde no aparece el lago y testimonios locales aseguran que el lago se produjo por la explosión de 1908. Además aseguran que las ondas acústicas de alta frecuencia reflejadas en el fondo de lago muestran lo que parece restos de arboles partidos y ramas. Están preparando una nueva expedición al fondo del lago antes de finales de este año. Encontraran mas detalles en su web, (pinchar aqui).
Comprender el suceso de Tunguska es de vital importancia para entender las colisiones de nuestro planeta con los cuerpos extraterrestres. Hace 4.4 mil millones de años un impacto formo al sistema Tierra-Luna, otro impacto hace 65 millones de años causo la extinción de los dinosaurios entre otras especies. Se cree que el movimiento de la nube de Oort a su paso por los brazos espirales del plano Galáctico produce distorsiones gravitatorias periódicas. Por decirlo de otra manera, el Sistema Solar se mueve también hacia arriba y abajo del plano galáctico, cada vez que lo atraviesa entra en una zona más densa (hay más estrellas y nubes moleculares) y se producen variaciones en las órbitas de los cuerpos más lejanos del Sistema Solar (es la nube de Oort) de donde proceden los cometas por decirlo rápidamente. El paso a través del plano Galáctico se repite sucesivamente con un periodo entre 25-35 millones de años a una velocidad de 7000 m/s actualmente.

W.M. Napier (Universidad de Cardiff) cree que hay una relación entre este periodo y el de las extinciones masivas sobre la Tierra. Va mas allá y sugiere que estos episodios son un mecanismo de una panspermia interestelar. Los microorganismos arrancados de la superficie de la Tierra por grandes impactos pueden viajar a zonas donde se forman estrellas y atravesar las nebulosas protoplanetarias. Aquellos que caen en planetas con condiciones para la vida vuelven a revivir, siempre que el tiempo que tarden en encontrar un planeta sea inferior al tiempo de esterilización por los rayos cósmicos. Piensen que la idea es que los impactos se producen cuando el Sistema Solar choca con las nubes moleculares o nubes protoplanterias, en este caso las distancias son mucho menores. De esta manera la vida se propaga a través de la zona habitable de la Galaxia. Quien lo iba a decir, los verdaderos astronautas son los microbios y bacterias.
Nuestra posición actual relativa al plano de la Galaxia indica que estamos muy cerca del punto máximo de impacto, quizá el objeto de Tunguska sea un aviso de lo que nos espera.